Hermanos cubanos todos;
Mediten sobre esto.
Como humanos tenemos el derecho de escoger lo que queremos experimentar. Tenemos el derecho, entre algunos, a pensar libremente, a exteriorizar lo que pensamos, a callar u objetar, a escoger, a decidir, lo bueno o lo malo, a señalar e impugnar lo incorrecto, a abrazar y celebrar lo correcto, a escoger con quien deseamos asociarnos; a mantener ese derecho en secreto, a elegir nuestros destinos, a escoger nuestros gobernantes, a donde ir, irnos o regresar, que trabajo u oficio escoger, decidir en qué ciudad residir o en que tipo de casa nos gustaría vivir, el derecho esencial; decidir, decidir en nuestras vidas, bien o mal, sin que otro decida por nosotros. En fin, a poder decir, ¡basta ya!
Como humanos somos individuos y la única manera que podemos ser individuos is siendo espontáneo. No existe la individualidad mecánica. Eso queda para los robots y para los que usan su existencia y el usurpado poder para controlar a otros. El ejercicio de la individualidad tiene que tener el elemento esencial de espontaneidad. No hay espontaneidad o individualidad sin prerrogativa. No puede haber selección al menos que haya algo que seleccionar, de lo contrario la habilidad de escoger sería meramente una fantasía. Por lo tanto, tiene que haber no solo la posibilidad de escoger; también la libertad para experimentar eso que se escoge. ¿Qué libertad tenemos si no podemos escoger o decidir nuestro bienestar?
¿Qué es la vida sin poder decidir o escoger?
La Naturaleza escoge eficientemente su curso. Insiste en ser tú. No lo que alguien ordene.
Nunca imites ciegamente sin comparar la alternativa.
¡Sé tú! ¡Sé libre como te creó el GADU! (Gran Arquitecto del Universo) ¡Sé libre como te creó ‘Dios’.
Carlos A. Ávila Fdez
II – IX – MMXXI Ricardo Pérez
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